Marzo 26, 2019 | Sin categoría,
Comprar casa no es lo mismo que comprar una computadora o un carro. Porque, pues, aceptémoslo, si es una de las inversiones más grandes que harás. ¡Pero lo decimos en todos los sentidos! Grandes por la cantidad de dinero, grandes por la cantidad de beneficio y grandes por la cantidad de tiempo que lo disfrutarás.
Sin embargo, es normal que empieces algo nervioso. De hecho, tu mente pasa por un proceso similar al del alcoholismo. ¿No nos crees? ¡Sigue leyendo!
Lo ves venir y lo sabes. Estás muy bien con tu pareja, estás muy enamorado, sabes que hay que avanzar en la relación. Pero piensas “¡Estoy muy joven! ¡No tengo dinero! ¡No estoy listo!” y aunque te encuentras así:
… sabes que es hora de pensar en una casa. Y entonces llega:
Respira hondo. Inhala, exhala. Inhala, exhala.
No te preocupes, no tienes que dejar de salir, vivir o respirar. No tienes que vender tu carro, tu riñón o tu alma. Lo único que tienes que hacer es primero conocer tus finanzas. ¿Cuánto gastas y cuánto te “sobra”? ¿Cuánto ahorras? ¿En qué puedes ahorrar?
¿Ya estás más tranquilo? No, ya sé que no. ¡Porque ahora toca decidir! Y, como cualquier mercado, ¡las opciones son demasiadas!
Que si 2 o 3 habitaciones, que si patio o jardín, que si área de TV o cocina equipada. Que los acabados, que la ubicación, que las amenidades, que si quieres un Oxxo a lado. Pensaste que con el presupuesto era suficiente para tener pocas opciones y pues… no.
Pero luego, inesperadamente, encontraste el amor. ¡Y llegaste a casa!
Pues claro, ¡nos encontraste! Llegaste a un experto que te asesorara en elegir la casa que siempre soñaste, al precio que sigues soñando y con los planes de financiamiento que te aseguran mantener tu riñón (e hígado del estrés).
Y la mejor parte claro que va a ser recibir tu casa.
¡Lo hiciste! ¡Lo lograste! ¡Ya puedes disfrutarla!
Contáctanos ahora si sigues con pánico para por fin controlar la situación y disfrutar el proceso.