Octubre 26, 2021 | Estilo de Vida,
Lo desconocido es el comienzo de una nueva aventura.
Ana Matán
Todos nos hemos enfrentado en alguna ocasión al miedo o incertidumbre frente a una nueva situación debido a un reciente trabajo, al nacimiento de un hijo, al cambio de lugar de residencia, o por cualquier otro motivo.
Mudar de manera literal o simbólica es enfrentarse a lo desconocido. Es el comienzo de una nueva aventura.
Ante estos escenarios inciertos y frente a los retos que cada día se presentan se hace patente la búsqueda de líderes que luchen por alcanzar su máximo potencial para coadyuvar a la transformación de su entorno. Hacen falta líderes que se levanten temprano y que busquen reinventarse cada mañana.
Robin Sharma nos comparte una gran filosofía de liderazgo en su libro “El líder que no tenía cargo”. Sus aportaciones van cargadas de inspiración y pasión.
No hace falta tener un cargo para ser líder
Cuando se habla de liderazgo podríamos pensar en un individuo que exhorta a las masas con una serie de arengas motivacionales. Sin embargo, cualquier persona desde su trinchera puede convertirse en un auténtico líder, pues desempeñándonos con profesionalismo, disciplina y amor lograremos hacer eco de las palabras de Joe Barker: “Un líder es alguien a quien sigues a un lugar al que no irías por ti mismo”.
Las épocas turbulentas crean grandes líderes
Las empresas como las personas se prueban en el fuego, es decir, en las crisis. Son estas circunstancias de mayor desafío las que nos presentan la oportunidad de un mayor crecimiento. Es preciso sabernos adaptar y aprender a sentirnos cómodos en la incomodidad. Cada uno tendrá sus propios retos. Lucha con vehemencia por “conquistar tu propio Everest”.
Cuanto más profundas sean tus relaciones, mayor será tu liderazgo.
Bien dicen que “las palabras convencen, pero el testimonio arrastra”. Dirigir con el ejemplo hará más creíble nuestro liderazgo. Servir, escuchar y relacionarnos con los demás serán algunos de los hábitos que no podemos dejar pasar. Recordemos que es importante dar y hacer más de lo que la misma compensación exige.
Para ser un gran líder, primero debes ser una gran persona.
Un rasgo fundamental de todo líder es que es un gran ser humano: nutre sus lazos familiares, cuida su salud, etc. Un líder trabaja en sí mismo, en su vida interior, para obtener grandes resultados en su vida exterior.
Espero que te sirvan estos consejos que si los ponemos en práctica seguro serán de provecho también para quienes nos rodean, pues podemos hacer vida las palabras de Margaret Mead: “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo. De hecho, eso es lo único que lo ha logrado”.
¿Te apuntas? ¿quién dice ‘yo’?
Bibliografía:
Sharma, Robin. ‘El líder que no tenía cargo”. Editorial Debolsillo. España: 2012. 264 pp.