Julio 17, 2020 | Ruba,
El trabajo en casa ha venido a corroborar que, por un lado, los colaboradores son capaces de cumplir con responsabilidad y disciplina, aunque no estén en oficina; y, por el otro lado, que los patrones pueden confiar en sus trabajadores. ¿Qué más nos ha enseñado el ‘home office’?
Adriana Zapién
En los temas de Responsabilidad Social Empresarial hay un ABC que debe seguirse a nivel mundial y que incluye escuchar a lo que se le llama grupos de interés. En ese conjunto están los colaboradores de las empresas, a los cuales las organizaciones se han preocupado en escucharles con mucha atención porque han confirmado que es uno de los capitales más valiosos de los negocios.
La mejora del clima organizacional en los últimos años ha tomado relevancia debido a que el resultado se vuelve tangible en los indicadores cuando las personas consideran que la compañía en la que trabajan es la ideal para ellos por muchas razones. Pero si buscamos la razón genérica, se definiría ésta como la percepción de una mejor calidad de vida.
El término ‘calidad de vida’ es muy abstracto. Si lo analizamos, resume conceptos que hablan del bienestar que puede ir desde lo físico a lo emocional. Y ésa es la mayor área donde los colaboradores de la empresas pareciera que siempre quieren más a pesar de todo los que se les da; pero no es que quieran más, sino que el mundo está cambiando, y poco a poco se va transitando “del tener al ser”; pues a veces no todo es dinero; sino tiempo de calidad para todo. Y esa calidad en todo incluye el trabajo.
¿Por qué el ‘home office’ puede incidir en mayor productividad?
Si bien es cierto que la productividad del home office dependerá de condiciones ideales para trabajar incluyendo un espacio reservado y la tranquilidad requerida, los expertos atribuyen la productividad del home office en tiempos de pandemia a dos factores:
Además la pandemia trae innovación a las empresas pues ha obligado a pensar en cómo resolver la operación de manera diferente a como estábamos acostumbrados a hacerlo. El peor enemigo de la innovación son la zona de confort y la rutina.
Una hora de traslado a la oficina ahora se invierte en desayunar con la pareja o los hijos y una hora de regreso a casa, cansado después de trabajar, hoy es la hora invertida en ejercicio después de la jornada. Tiempo de calidad es lo que ganan los colaboradores y que se refleja en su productividad.
Otro ejemplo es comer con compañía de la familia como un factor que promueve la convivencia y el balance trabajo/vida personal, y debido al tráfico vehicular esa práctica se había perdido ya que en ciertas ciudades era inconcebible ir a comer a casa. Sin contar que con el home office se puede comer más sano.
Así pues, la pandemia ha ayudado a que, por un lado, los colaboradores pueden demostrar la responsabilidad y disciplina aunque no estén en la oficina y sobre todo que son capaces de ser eficientes. Y, por el otro lado, las empresas han descubierto que pueden confiar en sus colaboradores, sin tomar en cuenta que además los gastos de administración pueden disminuir al reducir la energía, el combustible, los consumibles, el agua y en renta de oficinas.
