Agosto 1, 2020 | Consejos,
Burj Al Arab es reconocido con tan solo ver su silueta descansando sobre el mar. Un edificio solamente se transforma en ícono cuando su forma sencilla y única es reconocible, con un diseño de pocos trazos que le dan forma. Fue pensado y construido con el propósito de darle un símbolo representativo a Dubái y ante el inminente agotamiento del petróleo, es decir, se pensó como una nueva fuente de ingresos a través del turismo de lujo. El edificio es el símbolo de la prosperidad de Dubái, la llamada ciudad de oro, y en verdad, pues pasar una noche en una suite con lámina dorada puede costar desde 2,500 dólares.
Virginia Lara Valle
“Burj Al Arab” en árabe significa “Torre de los árabes”, el hotel de lujo de siete estrellas más espectacular del mundo, con 321 metros de altura, un símbolo de Dubái y su cultura marina. Su fachada, hecha de teflón, asemeja en la vela de una embarcación local “Dhow”, que fue el punto de inspiración para el arquitecto Tom Wright, responsable del diseño arquitectónico, y de McNiolacas del cálculo estructural, ambos ingleses. Su construcción estuvo a cargo del ingeniero canadiense Rick Gregory.
El hotel se encuentra en medio del Golfo Pérsico, sobre una isla de construcción artificial a 270 metros de la playa, conectada a tierra firme mediante un puente, esto para dar la impresión de que está flotando sobre el mar y para evitar que su altura hiciera sombra sobre las playas de Jumeirah.
Su construcción inició en 1994 y fue inaugurado el 1 de diciembre de 1999 por el jeque príncipe heredero de Dubái, Mohamed bin Rashid Al Maktum, quien ordenó el proyecto y financió su construcción de más de mil millones de dólares.
La cimentación en medio del mar era compleja, ya que no se encontraba suelo firme, solo arena: los constructores introdujeron 230 pilotes de concreto de 43 metros de profundidad, para dar estabilidad a la torre. Los ingenieros crearon una capa de suelo de grandes rocas, y colocaron un rompeolas de estructuras con un patrón tipo panal de concreto, como protección de la erosión marina. Tomó tres años construir la isla y menos de tres años el edificio, el cual contiene más de 70 mil m3 de concreto armado y 9 mil toneladas de acero.
Burj Al Arab tiene 60 pisos, 202 suites de dos niveles cada una, la más pequeña con un área de 169 m2, mientras la mayor cubre 780 m2. Los interiores cuentan con detalles de diseño de inspiración árabe ricamente decorados, muy sobrecargados de detalles y colorido, finas telas, maderas, mármol, piedras y metales preciosos como lámina de oro.
El conjunto cuenta con un lobby de 200 metros de altura, spa, albercas, gimnasios, helipuerto, comercios de lujo y nueve restaurantes y bares, de los cuales dos son unas maravillas. El restaurante Al Muntaha, a 200 metros de altura, ofrece una espectacular vista de Dubái, apoyado en un voladizo de 27 metros de cada lado. En contraste también ofrece con un restaurante submarino, Al Mahara, que cuenta con un gran acuario marino con un estanque de más de 990 mil litros de agua.
Los arquitectos e ingenieros se enfrentaron a grandes retos: la fuerza del mar, la arena, el calor extremo del desierto y fuertes vientos de hasta 150 kph. Complacer el ego del jeque no fue sencillo y no hubo descanso innovando, proponiendo soluciones hasta lograr el sueño realizado: un estilizado velero de concreto, acero y tela, que recibe a sus huéspedes en medio del mar.
Una obra única. Un prodigio de la ingeniería. Una maravilla de la arquitectura. Una muestra del poder del dinero. Un reto a la naturaleza… ¿qué más podría ser el Burj Al Arab? ¿habría algo más?
