Noviembre 16, 2023 | Sin categoría,
Alfonso Rubén García Maza
¿A cuántos nos ha llegado un mensaje por correo electrónico o en alguna de nuestras redes sociales en el cual nos anuncian que hemos sido ganadores de tal premio o que estamos a un paso de poder ser uno de los afortunados para otra cosa?
¡Vaya fortuna nuestra que de pronto somos ganadores de un millón de pesos!
Pero, bueno amigos, el mundo por muy rosa que sea, no llega al rosa mexicano que conocemos. Hoy día existen delincuentes digitales. ¡¿Qué?! Sí: delincuentes digitales que a través de tácticas astutas hacen pasarse por entidades, empresas o personas que son de nuestra confianza.
¿A qué te suena El término “phishing”? Suena como a pescado o como a algo que harías en un día soleado en la playa con amigos o familia. Pero en realidad ¡es todo lo contrario! No se trata de lanzar anzuelos al agua o sol, arena y mar, ¡no!, sino de que lanzan ganchos digitales a ingenuos navegantes como tú y yo.
Imagina esto: recibes un correo electrónico que parece ser de tu banco favorito, o quizás no favorito, pero con quien tienes una cuenta bancaria, con un asunto tentador que dice: “¡Has ganado un millón de pesos!” ¡Wow, suena genial, ¿verdad?
En ese momento ya te viste pagando todas tus deudas, comprándote el carro de tus sueños, etc.
Pero espera: primero pregúntate lo siguiente ¿por qué te daría tu banco un millón de pesos? ¿te inscribiste en un concurso? ¿sabes de alguna promoción de tu banco? ¿tu banco es una institución con alma caritativa? Que no haya ilusos para que no haya desilusionados.
Antes de sumergirte en la piscina de billetes, revisa bien. Los criminales digitales están al acecho, tratando de pescarte con información sensible.
Los ganchos digitales que avientan estos criminales pueden ser tan sutiles como una caña de pescar en un estanque tranquilo. Pueden llegar a imitar a la perfección a tus amigos, familiares o incluso a tu jefe. Y, cuando menos lo esperas, ¡pácatelas!, caes en su trampa como un pez despistado.
Pero tú tranquilo: hay formas de hacer frente a estas amenazas:
– Primero, mantén tus ojos y mente bien abiertos. Examina detenidamente los correos electrónicos y mensajes sospechosos. ¿Algo parece extraño? ¿Hay errores ortográficos? ¡Alerta roja!
– Segundo, ¡no hagas clic en cualquier enlace como si fueran galletas de la fortuna! Asegúrate de que la dirección web sea legítima y no te lleve a una red al anzuelo de estos criminales.
– Y, por último, pero no menos importante, más vale tomarte unos segundos y revisar, validar bien nuevamente la información que te envían o solicitan que lamentarte después.
Por todo lo visto, en este fascinante viaje a través del mundo del phishing hemos descubierto que, aunque la promesa de un millón de pesos puede sonar tentadora, detrás de esos correos electrónicos y mensajes aparentemente inofensivos se esconden los astutos ganchos digitales de los delincuentes cibernéticos.
Estos maestros del disfraz se hacen pasar por entidades confiables para pescar información sensible de navegantes inocentes como nosotros. Y recuerda: ¡ojo! ¡mucho ojo!
