Noviembre 6, 2020 | Consejos,
Aunque no es nuevo por existir antecedentes pedagógicos similares desde hace décadas, el ‘método del bolígrafo verde’ o ‘de la tinta verde’ es un artículo publicado original y recientemente por una psicóloga, mamá y redactora rusa en Facebook que ha causado sensación por su sencillez y sabiduría. Como reforzador positivo, el método parte de la enseñanza hogareña de la caligrafía pero con repercusiones importantes a lo largo de la vida del niño. Aquí te lo comento y te lo comparto. Verás.
César de Hoyos
En este artículo deseo contarles la experiencia de una mamá que decidió cambiar la técnica de educación en la que se resalta solamente los errores, y analizó en la práctica las consecuencias que esto podría llegar a tener desde el punto de vista de un niño en el futuro.
Empezaré desde el principio:
Mi hija casi nunca iba a la escuela de estimulación temprana. Yo misma siempre fui quien se encargó de eso en casa. Cuando estábamos entrenando su mano para la escritura, antes del ingreso a la escuela regular, nuestro cuaderno de planas horizontales ya se veía con círculos, puntos rayitas, bolitas, gusanitos, garabatos que eran rodeados por círculos verdes. Pero no con círculos rojos como tachones.
¿Notas la diferencia?
Ella no resaltaba con bolígrafo rojo los errores, sino que destacaba con el verde las letras, los trazos y las bolitas que le habían salido bien. A mi hija eso le gustaba mucho y siempre, después de terminar un reglón, me preguntaba: “Mami: ¿cuál de todas me salió mejor?”. Y se alegraba aún más cuando yo rodeaba la letra más bonita con la frase ”¡muy bien!”.
1.- En el caso de resaltar con rojo, nos concentramos en los errores.
¿Qué se ha quedado grabado en la mente? Exacto, las letras que se quedaron chuecas, es decir, lo que es incorrecto.
¿Alguna vez has visto letras o respuestas correctas rodeadas de tinta roja? ¡No! Aún así, queramos o no, nuestro subconsciente recuerda lo que ha sido resaltado.
2.- En el caso de resaltar lo bueno con bolígrafo verde, nos concentramos en lo que está bien hecho.
Experimentamos emociones completamente diferentes y una actitud diferente. Lo queramos o no, nuestro subconsciente tendrá que repetir lo que hemos logrado hacer bien –lo que quedó resaltado–. Se trata de una motivación interna completamente diferente: ya no intentamos evitar los errores, sino que nos esforzamos por hacer lo que está bien.
3.- Parece lo mismo, pero hay un cambio en la estructura del pensamiento.
A la pregunta ‘¿cómo afectan los errores en la futura vida adulta?’, la respuesta es evidente: desde pequeños nos acostumbramos a concentrarnos en los defectos y en lo que no es correcto, en lo que nos parece mal. Nos han enseñado a pensar así desde la escuela con el bolígrafo rojo. Nos enseñaron a pensar así desde nuestros hogares en donde con mayor frecuencia nos hacían ver lo que estaba mal, en vez de felicitarnos por lo que habíamos hecho bien.
4.- De veinte bolitas que había en el renglón, tachaban sólo una; es decir, 19 estaban bien hechas y 1 no lo estaba.
¿Por qué concentrarnos en ese solo caso? Esta costumbre –la del bolígrafo rojo en lo que no es correcto, y a la que estamos acostumbrado desde la tierna infancia– se queda ahí hasta la vida adulta, y es casi imposible de desterrar.
Ésta es una de las razones de nuestra sensación de insatisfacción en la vida.
Crecerá eso en lo que nos concentramos.
El centro de atención tiende a tomar un lugar cada vez más importante en nuestras vidas.
Desde su niñez, empezamos a tallar la vida de nuestros hijos con el mismo troquel con el que fue tallada la nuestra, y eso no siempre es positivo.
Si pones en práctica el principio del “bolígrafo verde”, verás que incluso si no le muestras al niño sus errores, éstos irán desapareciendo paulatinamente: él intentará hacerlo bien porque así le place.
(Traducción de un artículo de la rusa Tatiana Ivanko, publicado en Facebook, y que ha sido replicado miles de veces y en diversos idiomas en el mundo).
