Septiembre 12, 2022 | Comunidad, Turismo,
El fascinante Coliseo Romano es una de las principales atracciones turísticas del mundo
Con más de 7 millones de visitantes al año
En la Ciudad Eterna capital del antiguo Imperio Romano es testigo de la transformación del mundo pagano de luchas entre gladiadores y fieras salvajes a un mundo cristiano de mártires muriendo por su fe. Se levantan ahí las ruinas del Coliseo Romano o Anfiteatro Flavio, construido en el siglo I d.C., con el botín de guerra obtenido por la destrucción del Templo de Jerusalén. Un impresionante lugar a visitar por su grandeza e historia.
Virginia Lara Valle
Fotografía propiedad y autoría de Gtres.
Obra imponente y monumental de la arquitectura e ingeniería romanas, es una de las Siete Maravillas. Se construyó sobre el terreno que ocupaba la casa de Nerón, en cuya entrada se encontraba su estatua “colosal”, por lo que recibe el nombre de Coliseo.
La obra se inició por el Emperador Vespasiano y finalizó por el Emperador Tito en el año 80 d.C. Fue el primer “estadio” con la configuración que se conserva hasta nuestros días.
Se ofrecían ahí al pueblo romano espectáculos gratuitos de luchas entre gladiadores, fieras salvajes, escenificaciones de la mitología antigua, así como complejos simulacros de batallas navales. Fue utilizado por casi 500 años.
Coloso de Nerón del que tomó su nombre el Coliseo Romano. Se cree que la figura medía unos 35 metros de altura. Fue removida en el s. XI d.C. y solo quedó la base, que fue demolida parcialmente por Mussolini en 1936. Imagen de archivo de Pinterest.
Con un aforo para 65 mil espectadores que ocupaban un espacio de acuerdo a su categoría dentro de la sociedad romana: los asientos inferiores y más cercanos al foro eran para el emperador y senadores; los intermedios, para clases altas y nobles; y los lugares de arriba, reservados para esclavos, extranjeros y mujeres.
Aunque la estructura se encuentra dañada por cuatro grandes terremotos y por los dañinos picapedreros –fue cantera para numerosas construcciones, incluida la Basílica de San Pedro–, ha sido un icono de la Roma Imperial y una de las atracciones turísticas más populares del mundo, a pesar de su historia ligada al martirio de los primeros cristianos.
Es un enorme edificio ovalado de 189 metros de largo, 156 de ancho y 48 metros de altura, con un perímetro elíptico al centro de 524 metros. Se construyó con elementos prefabricados que permitieron una velocidad y modulación, por lo que ha sido ejemplo para los estadios deportivos modernos, por su diseño, soluciones y materiales. Entre esos avances se cuentan la utilización de cimbras de ladrillo y colados de concreto –los romanos fueron sus inventores–, además de bloques de travertino, madera, ladrillo, piedra (toba), mármol, cantera y estuco.
Fotografía de la maqueta del Coliseo Romano del archivo de contenido libre de Fundación Wikipedia.
El Coliseo cuenta con elementos clásicos de la arquitectura romana: arcos de medio punto, anchas columnas de mármol travertino, bóvedas de cañón, de arista, frisos y cornisas que definen cada nivel. Es una obra proyectada para garantizar el movimiento continuo de mucha gente.
Imagen del Coliseo que muestra las galerías internas u las perforaciones en la estructura de las cuales se desprendieron los recubrimientos de mármol colocados con grapas de bronce durante la ruina de la ciudad.
La fachada cuenta con los cuatro estilos de la arquitectura clásica. En el primer nivel, arcos de orden dórico toscano; el segundo piso, con arcos y columnas de orden jónico con capitel de volutas; el tercer piso, de orden compuesto y capitel con hojas de acanto; y el último nivel presenta un ático macizo decorado estilo corintio en el cual había 240 bases de madera para aguantar las astas a las que se fijaba un toldo inmenso de lino que cubría el estadio.
Durante los siglos XVI y XVII el Coliseo se empezó a considerar un lugar santo: el Papa Pío V recomendó que los peregrinos tomaran arena del Coliseo como reliquia, ya que estaba impregnada de la sangre de los mártires.
Imagen de Franco Origlia, Getty Images, 2017. El Papa Francisco haciendo oración por los mártires del Cristianismo en el Coliseo Romano.
A petición de San Leonardo, el Papa Benedicto XIV prohibió utilizar el Coliseo como cantera y erigió un Viacrucis que permaneció hasta 1874.
Varios Papas del siglo XIX realizaron trabajos de restauración en el Coliseo, por lo que conserva una conexión con la cristiandad. Se pusieron cruces en varios puntos, y cada Viernes Santo el Papa encabeza una procesión en memoria de los mártires cristianos.
En el siglo VIII, el historiador Beda dijo: “Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga Roma, caerá el mundo”.
Los 7 millones de turistas que recorren el Coliseo no permitirán su deterioro y caída, por lo que seguirá en pie para el disfrute de sus visitantes.
Así pues, vayamos a Roma, casa del martirio de la cristiandad.
