Octubre 29, 2020 | Consejos, Estilo de Vida,
Desarrollar el hábito de la lectura no es una obligación para los hijos, sino un desafío para los padres. Pero no es una tarea fácil. Sembrarles el hábito de leer tiene que partir desde su observación de que nosotros como padres tenemos la costumbre de leer, de modo que debemos predicarles con el ejemplo y leer en un lugar donde los hijos nos vean y puedan interactuar acerca del por qué y qué leemos.
Manuel Gil Ramos
La lectura se inculca por contagio.
De poco sirve obligar a los hijos a leer, si quienes imponemos la obligación no damos primero el ejemplo.
Pensar que la lectura debe ser una obligación es tan absurdo como pensar que por obligación debemos comer verduras y hacer ejercicio.
Es obvio que se trata de buenos hábitos y que, como tal, contribuyen a que tengamos una vida saludable. Pero en la forma como abordemos el tema se encuentra el éxito o el fracaso para influir sobre los demás.
Más que una obligación para los hijos, inculcar buenos hábitos se ha convertido en un desafío para los padres.
Si queremos que nuestros hijos tengan el hábito de la lectura, es indispensable que nos vean leer. Será muy difícil fomentar en ellos un hábito que nosotros mismos no practicamos. Si bien sabemos que las palabras convencen, a nadie le cabe duda de que el ejemplo arrasa.
Y ahí es donde, precisamente, los padres podemos influir con intensidad, ya que los hijos son los interesados en el tema y justo en ese momento están abiertos al diálogo.
Tan valiosa será esa biblioteca como será para nosotros el haberles inculcado el gusto por leer.