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Cinco maravillosas técnicas para calmar berrinches

Enero 21, 2021   |   Consejos,

Los padres debemos aprender a calmar berrinches (rabietas). No es una tarea fácil, pero afortunadamente es sólo una fase más en el desarrollo de nuestros hijos.

Artículo de Amanda Sánchez Peralta en “eresmama.com”:

https://eresmama.com/cinco-maravillosas-tenicas-para-calmar-berrinches/ 

 

Poco a poco el niño va a aprender a prescindir de ellos, a dejar de lado esa actitud, en la medida en que entiende que no ésa no es la manera de obtener lo que desea.

El otro gran aprendizaje de la etapa de los berrinches es: hay que aceptar que no todo lo que se desea se puede tener como nosotros lo queremos ni al momento en que lo queremos. A veces lo que se quiere puede ser un peligro.

Lo más difícil para los padres es aprender a calmar los berrinches, no desesperarse ni perder el control de la situación.

Por ello, a continuación te contaremos acerca de cinco maravillosas técnicas para calmar hasta el peor de los berrinches.

Entre los 2 y los 3 años de edad es el período de mayor número de berrinches. En esta etapa los niños son conscientes que en muchas ocasiones no se cumple su deseo y buscan la manera de llamar la atención de quien se lo está negando.

Las lágrimas de cocodrilo y los gritos desaforados son los recursos que emplean los niños para decir que no están satisfechos.

También los aplican cuando no entienden por qué se les niega algo. Esto se debe a que todavía no son capaces de recurrir al lenguaje para expresar su frustración y enfado.

 

¿Qué es un berrinche?

Para empezar, ‘berrinche’ es la palabra coloquial para designar a una rabieta o arrebato. Como se dice que los niños gritan y lloran fuertemente, como ”berreando”, es decir, como lo hacen los becerros, se acuñó el término ‘berrinche’.

Lo que sí sabemos todos es que una vez que inicia, puede ser difícil detenerlo si no tenemos las herramientas adecuadas.

El berrinche suele aparecer cuando hay una gran carga de frustración, miedo o ansiedad,  y se empieza a crear dentro del niño hasta que está tan lleno de tensión que sólo una explosión puede liberarla.

La acumulación de tensión es lenta y progresiva. Generalmente, te das cuenta de que tu hijo no entiende, que está acumulando malestar y que, por ende, viene un berrinche en camino.

Otras veces el berrinche aparece de una forma rápida e inesperada.

Durante el arrebato, el niño está abrumado por su propia rabia interna. Los sentimientos le son incontrolables en este momento, le hacen sentir fuera de sí, y en defensa natural deja salir las lágrimas y los gritos.

Lo mejor que puedes hacer mientras dura el berrinche es mantener tú la calma. Una vez que se haya cansado, tu hijo necesitará que lo abraces y le hagas sentir seguro, ya que perder el control lo ha asustado.

Sí, ¡aunque no lo creas, es así!

Debes abrazarlo.

No cedas a los caprichos. El hecho de que lo consueles no quiere decir que debas ceder ante su impulsividad y cambiar las reglas del juego para ponerlas a su favor.

 

Empatía

Debemos averiguar qué le pasa a nuestro hijo. Si vemos que está bien  y sólo ha hecho una simple rabieta infundada y gratuita, es necesario enseñarle, dirigiéndonos a él con actitud calma, cómo queremos que se comporte.

 

Encontrar un lugar seguro

Hay que encontrar un lugar seguro para que nuestro hijo se pueda desahogar libremente. En ese momento debemos abrazarlo y besarlo.

A esta técnica se le conoce como “tiempo fuera”. Es un modo de desconexión de la situación anterior. Debemos hacer entender al niño que estará ahí hasta el momento que se sienta más tranquilo.

 

Conversación

Esta es una manera de educar en valores, pues le transmites que entendemos su molestia, pero que solo le prestarás atención cuando se calme.

Esto ayuda a los niños a distinguir sus sensaciones y emociones. durante y después del berrinche. En su momento para poder expresarse cuando sientan frustración.

Un niño puede enseñarle tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea. –Paulo Coelho-

 

Mantente firme. Eso también es amor

El amor no significa permisividad sino poder demostrarle lo que sientes por él, que se sienta cuidado y protegido pero también limitado, ya que esos límites lo ayudarán a crecer. Amor y firmeza deben ir de la mano.

Enséñale a respirar profundamente y contar hasta diez

Esta técnica debe ser enseñada en momentos de calma. De esa forma, cuando tenga un berrinche no será algo desconocido para él cuando le digas que “respire profundo”.

Tendrá más utilidad cuando notas que está a punto de enojarse, y todavía no ha llegado a hacer un gran berrinche.

 

Anticipación

La mejor forma de evitar los berrinches es conocer bien aquellas situaciones que lo van a provocar deliberadamente.

Todas las madres sabemos que hay cosas que nuestros hijos son incapaces de controlar, y cuando se encuentran en algunas situaciones, les supera. Por ejemplo, hay muchos niños que son muy irascibles si tienen sueño o hambre.

Anticipar es simplemente tomar ciertas precauciones. No se trata de tenerle miedo al berrinche o de evitarlo a toda costa. Es simplemente prevenir que se den por cuestiones solucionarles que están a nuestro alcance.

Por ejemplo, la comida.

Si sabemos que nuestro hijo es propenso a armar berrinches cada vez que tiene hambre, lo más lógico será respetar su horarios de comida, en la medida de lo posible, y/o llevar bocadillos siempre listos para cuando surja la necesidad de dárselos.

La anticipación se trata de predecir cómo reaccionará tu hijo ante ciertas situaciones o circunstancias, sopesar las posibles consecuencias y las alternativas para que reaccione de un mejor modo.

 

Paciencia

La frustración es lo que más provoca los berrinches. De acuerdo al nivel de frustración será el nivel del berrinche. Así de sencillo.

Si madre e hijo se frustran, no van a llegar a ningún lado hasta que el pequeño se canse de llorar y gritar. En cambio, si la madre se muestra tranquila y permanece en control de la situación a través de la calma, el pequeño se dará cuenta, tarde o temprano, de que no tiene por qué continuar gritando.

Con paciencia, le haremos entender a nuestro pequeño que no es necesario dejarse llevar por el arrebato del momento, y que sí hay alternativas. Nuestra misión es enseñarle a ver las otras opciones para que no se limite sólo a una y rompa en llanto al verse despojado de esa única posibilidad que existía para él.

 

Menos preguntas, más vocabulario

Muchas veces, el niño hace berrinches porque no encuentra las palabras suficientes para expresarse. Cuando le faltan las palabras o no se siente entendido, pierde el control y arma el berrinche. Lo importante es que lo atiendas y le ayudes a sentirse comprendido. Preguntarle poco y buscar las soluciones junto a él.

Calmar berrinches no es tarea fácil, pero tampoco imposible.

Todo es cuestión de enfrentar a nuestros hijos con amor y disciplina.

¡Ánimo!

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